Mariola, por favor, mírame,
no apartes jamás de mí tu mirada; 
si lo haces, yo me perderé,
si me olvidas, ya no tendré nada. 


Seguiré viviendo,
sonreiré,
pues es imposible vivir solo de lágrimas,
pero, a solas,
ahí dentro miraré
y si tú no estás…,
me sentiré vacío,
muerto,
no seré nada.


Sin duda ése sería el peor de los castigos,
la más triste pobreza,
la más amarga,
saber que de verdad te has ido,
que ya no me quieres,
que para ti,
no soy nada.


Escribo estas líneas y escucho tu voz,
dices que estoy loco,
que me amas con todo el alma,
que no me vas a abandonar,
que me llevas en tu mirada,
que vives en mi corazón,
que me besas cada mañana
y me das los buenos días,
y a todas horas 
me acompañas.


Y a la noche,
cuando todo está en silencio
y nos rodea la calma,
me arropas con otro beso
y te duermes en mi alma.

Autor: Francisco González García.

 

Escuchas el poema en la voz de: Salvador Pardos.